
La “Viagra” para mujeres sale al mercado en EEUU sin dejar atrás las polémicas









Le han precedido meses de un intenso debate que todavía sigue vivo entre la comunidad científica, pero finalmente ha llegado el día y la conocida como “Viagra femenina” ha salido ya al mercado en Estados Unidos después de que su comercialización se aprobase en agosto. Este nuevo fármaco, que ha causado controversia y discusión, marca un hito en el ámbito de la salud sexual femenina, brindando a muchas mujeres la esperanza de recuperar su libido y deseo sexual que, según ellas, se había perdido.
La “Viagra” para mujeres sale al mercado en EEUU sin dejar atrás las polémicas
Fotografía sin fechar facilitada por la empresa Sprout Pharmaceuticals el 19 de agosto de 2015, que muestra una bote y una pastilla de Addyi, la primera píldora en el mercado que incrementa el deseo sexual de la mujer. EFE/ SÓLO USO EDITORIAL
La flibanserina, que incrementa la libido en las mujeres y su deseo sexual, ya se puede encontrar en farmacias de EE.UU. bajo el nombre comercial de Addyi, convirtiéndose así en el primer medicamento de este tipo disponible específicamente para el público femenino. Esta innovación supone no solo un avance en el tratamiento de la sexualidad femenina, sino también un cambio en la percepción social relacionada con la salud sexual y el bienestar de las mujeres.
Para entender la polémica surgida en torno a este producto cabe matizar en primer lugar que, pese a que los consumidores y los medios de comunicación han bautizado estas pequeñas píldoras de color rosa con el nombre de “Viagra femenina“, su funcionamiento y efectos no son comparables al del medicamento para hombres. Mientras que la Viagra actúa facilitando la respuesta física en el hombre, la flibanserina se centra en el deseo, lo que ha generado confusión y debate sobre qué constituye un tratamiento adecuado para las mujeres.
“Addyi provee una opción de tratamiento a las mujeres premenopáusicas con desorden de deseo sexual hipoactivo, mientras que la Viagra está prescrita para el tratamiento de la disfunción eréctil“, explicó a Efe la portavoz de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos, Sarah Peddicord, aclarando así las diferencias fundamentales entre ambos medicamentos.
Aprobada en agosto por la FDA
Fue precisamente la FDA la que el pasado 18 de agosto aprobó la comercialización de la flibanserina después de recibir la recomendación de un panel conformado por expertos. Esta aprobación ha abierto un nuevo capítulo en la farmacología, permitiendo que las mujeres accedan a un tratamiento que potencialmente puede mejorar su calidad de vida y satisfacción sexual.
Addyi, a diferencia de la Viagra, no modifica de ninguna manera directa la actuación de las mujeres en sus relaciones sexuales, sino que incrementa su apetito sexual, lo que ha llevado a parte de la comunidad científica a dudar sobre su naturaleza y efectividad. No obstante, muchas mujeres han compartido sus experiencias positivas, señalando que han notado un incremento en su deseo y satisfacción, lo cual podría tener repercusiones en sus relaciones y bienestar general.
Son numerosos los médicos y farmacólogos que ponen en duda no ya sólo los efectos del medicamento, sino también la propia naturaleza del supuesto desorden sexual contra el que va dirigido la píldora. Este es un punto de discusión crucial, dado que plantea interrogantes sobre cómo definimos y calificamos la salud sexual en las mujeres, así como el impacto de la presión social y de las expectativas sobre su deseo sexual.
“No existe una norma establecida científicamente para la actividad y deseos sexuales, y no hay pruebas de que el desorden de deseo sexual hipoactivo (al que va dirigido Addyi) sea una condición médica”, explicó a Efe la profesora asociada de Farmacología de la Universidad de Georgetown, Adriane Fugh-Berman. Esta declaración resalta la necesidad de un enfoque más amplio y matizado al considerar la salud sexual femenina.
“El desorden de deseo sexual hipoactivo es un típico ejemplo de un problema que fue patrocinado por la industria para preparar el mercado para un tratamiento específico”, apuntó la doctora, abriendo un debate sobre la ética y las prácticas de la industria farmacéutica en la creación de demanda para ciertos medicamentos.
Fugh-Berman publicó en junio (dos meses antes de que Addyi fuese aprobada), junto a dos de sus colegas, Antonie Meixel y Elena Yanchar, un artículo en el “Journal of Medical Ethics” titulado “Desorden de deseo sexual hipoactivo: inventando una enfermedad para vender libido”. El artículo argumenta que la creación de este desorden podría ser parte de una estrategia de marketing que busca vender medicamentos a través de la patologización de la sexualidad femenina.
Así funciona la píldora
La píldora modifica tres sustancias químicas claves para el cerebro, aumentando la dopamina y la norepinefrina y disminuyendo la serotonina, lo que hace incrementar la libido en las mujeres y su deseo sexual. Este mecanismo de acción se diferencia significativamente de la forma en que actúa la Viagra, generando por lo tanto un debate interesante sobre la eficacia de los tratamientos para la salud sexual en mujeres en comparación con los hombres.
Desde la FDA argumentan la necesidad de combatir el deseo sexual hipoactivo porque puede causar “angustia” en algunas mujeres, con lo que poner a disposición un “tratamiento farmacológico efectivo” puede acarrearles beneficios. Sin embargo, estas afirmaciones han sido cuestionadas por varios expertos, quienes piden más investigación y análisis crítico sobre el impacto real de tales tratamientos en la vida de las mujeres.
En lo que sí coinciden defensores y detractores de Addyi es en alertar ante los posibles efectos secundarios de la píldora, principales responsables de que se retrasase su aprobación durante varios meses. A medida que se vende y se distribuye, se espera que se lleven a cabo más estudios para monitorear su seguridad y eficacia a largo plazo.
Estos son, como en el caso de la Viagra para los hombres, posibles desmayos y disminución de la presión arterial, riesgos que aumentan con el consumo de alcohol y con el uso de otros medicamentos que interfieren con la descomposición de la flibanserina en el organismo. Es vital que las pacientes que deseen utilizar Addyi hablen con sus médicos y reciban información adecuada antes de empezar cualquier tratamiento, garantizando así un enfoque seguro y bien informado hacia su salud sexual.